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martes, 12 de abril de 2016

La familia es la célula básica de la sociedad, pues la sociedad está constituida por familias, y de cómo vaya la familia, va la sociedad. La familia tiene un rol social insustituible ya que tiene relación directa con la preservación de la vida humana así como de su desarrollo y bienestar. 
Función educativa: tempranamente se socializa a los niños en cuanto a hábitos, sentimientos, valores, conductas. Es en la familias donde se forman los ciudadanos íntegros: hombres con valores éticos universales a la vez libres y responsables de su misión y de sus propios actos: conscientes de lo que es bueno y lo que es malo.
Función solidaria: en la familia se da una interrelación familiar y apoyo mutuo entre todos los miembros en forma desinteresada, se desarrollan afectos que permiten valorar el socorro mutuo y la ayuda al prójimo.

Función protectora: se da seguridad y cuidados a todos sus miembros.

Una de sus más importantes funciones es la educación de los hijos, nacidos naturalmente o incorporados a la familia por adopción. Los padres tienen el deber y el derecho de educar a sus hijos.

La unión familiar asegura a sus integrantes estabilidad emocional, social y económica. Es allí donde se aprende tempranamente a dialogar, a escuchar, a conocer y desarrollar sus derechos y deberes como persona humana.

Para reflexionar

El valor de la familia nace y se desarrolla cuando cada uno de sus miembros asume con responsabilidad y alegría el papel que le ha tocado desempeñar en la familia. La unión familiar va más allá de los encuentros habituales e ineludibles, los momentos de alegría y la solución a los problemas que cotidianamente se enfrentan.

Es necesario que para que haya unión familiar debe haber presencia física, mental y espiritual de las personas en el hogar, con disponibilidad al diálogo y a la convivencia, haciendo un esfuerzo por cultivar los valores en la persona misma, y así estar en condiciones de transmitirlos y enseñarlos. En un ambiente de alegría toda fatiga y esfuerzo se aligeran, lo que hace ver la responsabilidad no como una carga, sino como una entrega gustosa en beneficio de nuestros seres más queridos y cercanos.

Lo primero que debemos resolver en una familia es el egoísmo: mi tiempo, mi trabajo, mi diversión, mis gustos, mi descanso… si todos esperan comprensión y cuidados ¿quién tendrá la iniciativa de servir a los demás?

La generosidad nos debe hace superar el cansancio para escuchar esos problemas, alegrías o acontecimientos diarios de papá, mamá y de los hijos, niños o jóvenes. La unión familiar no se plasma en una fotografía, se va tejiendo todos los días con pequeños detalles de cariño y atención, sólo así demostramos un auténtico interés por cada una de las personas que viven con nosotros.




La familia es la base de la sociedad